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CENOTE AZUL
DETALLE
Merida, Yucatán
CHUKUM
El proyecto Cenote Azul es una obra que se inserta de manera profunda en el paisaje y la cultura de Mérida, Yucatán, a través de un uso deliberado de materiales y formas que evocan la tradición y la naturaleza. El chukum, material ancestral que caracteriza a la región, se convierte en el protagonista de la construcción, creando una atmósfera que conecta el espacio con el entorno de manera orgánica, casi como si fuera una extensión natural de la tierra.
En cuanto a su forma, Cenote Azul se despliega como un círculo, emulando un cenote, esa abertura en la tierra que conecta el mundo exterior con la oscuridad de lo subterráneo. En su interior, una alberca central actúa como el núcleo del espacio, un espejo de agua que refleja el cielo y el entorno, invitando al visitante a una experiencia introspectiva y sensorial, similar a la que se experimenta al adentrarse en la naturaleza misma.
La estructura del proyecto se basa en 24 ejes circulares dispuestos a 15 grados, que no solo dan soporte físico al espacio, sino que también introducen una geometría orgánica, fluida y rítmica. Esta organización permite que el edificio se abra a la luz y al paisaje de manera gradual, buscando la interacción entre el interior y el exterior sin forzarla. Cada eje, alineado con precisión, ofrece una secuencia que guía al visitante en su recorrido, desde el umbral hasta el centro del cenote, como un rito que celebra la conexión entre el hombre, la arquitectura y la naturaleza.
Los muros de chukum, con su textura suave pero robusta, recogen la luz de manera difusa, creando una atmósfera de calma y silencio, invitando a la reflexión. Este contraste de solidez y suavidad, del material orgánico con la forma estructural, refleja una intención de equilibrio entre lo construido y lo natural.
Cenote Azul no es solo un espacio arquitectónico; es un lugar que busca resonar en el alma del visitante. La geometría de los ejes, el agua en su núcleo y el uso del chukum crean un espacio que no solo se habita, sino que se siente, se experimenta y se integra de manera casi espiritual al paisaje de Yucatán. Es un lugar donde la arquitectura y la naturaleza no solo coexisten, sino que se funden.
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